Entendiendo la Aceptación
Todos los seres humanos somos imperfectos y venimos a este planeta a crecer, a expandir nuestra conciencia, a evolucionar. Desde esta visión es más fácil entender que todas las experiencias cumplen su función y, por lo tanto, merecen nuestra aceptación.
A lo largo de tu vida, como la mayoría de las personas, te has entrenado en juicios, críticas y comparaciones, tanto respecto a ti como a la realidad.
Hasta aquí es lo que ha sucedido. Reconocer esto es ya aceptación. Es reconocer que «esto ha ocurrido así hasta aquí». Le digo «Si» a este entrenamiento que he tenido y que también tu has tenido. Entiendo que forma parte de nuestra cultura y de nuestra sociedad. Lo reconozco y ahora puedo empezar a cultivar algo diferente.
Aceptación no es resignación
Resignación es una actitud amarga y chirriante: «Esto no lo quiero en mi vida» «Estoy peleada con este aspecto mío o esta experiencia que estoy viviendo, pero como me han dicho que hay que aceptar, aprieto los dientes y encajo esta historia»
También puede ser que lo estés negando y para ello necesites comer, ir de compras, beber o cualquier otra cosa. Esto forma parte de lo que hacemos cuando queremos negar lo que estamos experimentando.
Reconocer lo que sucede
La aceptación es el reconocimiento de la experiencia. Reconocer que, en este momento, hay un determinado aspecto en ti, en tu manera de funcionar. Reconocer que ese dolor ocurrió en tu vida. Reconocer que ocurrió una traición. Reconocer que hubo un abandono, una humillación, cualquier experiencia que haya sucedido o que esté ocurriendo en este tiempo de tu vida.
Aceptación es hacer espacio para todo lo que sucede y decir «Si, esta realidad fue así» «Si, este aspecto o esta característica mía está aquí». Y a partir de ahí, podemos empezar a hacer algo diferente.
Entrenarte en la Aceptación
Como todo, requiere de un entrenamiento. Como ya te he dicho, hasta aquí seguramente has entrenado lo opuesto. Así que va a seguir apareciendo tu «antigua manera» de relacionarte con las experiencias. Va a aparecer el enfado, la tristeza, la amargura por lo que esté sucediendo.
Pero a medida que practiques, todo eso se va a ir aflojando, debilitando y en su lugar va a aparecer un espacio fresco, fluido de reconocimiento de lo que es. Una ligereza que te permite empezar a funcionar desde donde realmente quieres vivir. Que empieces a construir tu nueva y mejor versión de ti, momento a momento y día a día.
Recuerda que no es un suceso, es un proceso. Tómatelo con tranquilidad y suelta tu impaciencia, el «no me gusta», «lo rechazo»… porque esto es lo contrario de la aceptación.
En el vídeo te comparto un sencillo ejercicio para que lo puedas incorporar a tu vida cotidiana.
Ana Jaraba©2018
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