Hoy quiero contarte una historia que he recordado esta mañana, paseando por el casco histórico de la ciudad en que vivo…
Dos hombres trabajan en una obra. Un anciano los observa a pocos metros. Uno de ellos tiene cara de satisfacción y todos sus gestos muestran energía y contento. Mientras que el otro, tiene el ceño fruncido y se comporta como si la tarea le representara una carga.
El anciano se acerca y le pregunta al albañil del ceño fruncido :
-¿Qué está haciendo?
-¿No lo ve? Pongo ladrillos.
Entonces se acerca al otro hombre y repite la pregunta:
-¿Qué está haciendo?
Amablemente, con una gran sonrisa de satisfacción el hombre responde:
Construyo la Catedral.
Muchas personas realizan, a cambio de dinero, tareas que no aman. Y, se den cuenta o no, esto tiene una importancia extraordinaria en sus vidas, puesto que una gran parte de nuestro tiempo lo pasamos trabajando.
Y vivir cotidianamente con ese nivel de insatisfacción, nos impide disfrutar de la vida.
Hace muchos años estaba a disgusto en el trabajo que hacía y me pedí una excedencia. Arriesgué y me instalé por mi cuenta para realizar mi propósito: ayudar a las personas a Expandir su Poder Interior para Crear la Vida que Desean y se Merecen.
Ahora he dado un paso más con este NUEVO PROYECTO, que puedes CONOCER AQUÍ y míralo con una mente abierta. No creas que estoy tratando de venderte algo que tú no quieres comprar, porque no va de esto el asunto.
Es una oportunidad de hacer lo que amas, de disfrutar de tu tiempo y de las personas a las que quieres, incluso, de solucionar la situación económica que puedas estar viviendo.
Estoy formando un equipo que quiera CONSTRUIR CATEDRALES. ¿Quieres formar parte?
Si ya has tomado una decisión, ENTRA AQUÍ